Por: Zurya Escamilla Díaz
Tlaxcala, Tlax., 1 de diciembre de 2019.
“El patriarcado es un juez
Que nos juzga por nacer
Y nuestro castigo
Es la violencia que no ves”
Constantina, Rosario, Guadalupe, Daniela, Ana
María, Brenda, María Flor, Emma Sofía, Cristina, Raymunda, María Cruz, Pamela,
Yazmín, Petra, Fernanda, Nancy, Fabiola, Rosario, Nayeli, Diana, Sonia, Balvina,
Wendy, Isabel, María, Angélica, Caridad, María Luisa, Greta, Ausencia, Lourdes,
Patricia, Cruz, Ana Gaby, son nombres de mujeres que han muerto en Tlaxcala,
producto de la violencia de género.
Para no olvidarlas, un numeroso grupo de
mujeres se reúne frente a Palacio de Gobierno, pasado el mediodía de este soleado
primer domingo de diciembre.
***
Poco a poco, se congregan en la explanada a
medio decorar con motivos navideños. Llegan con pancartas, con pañuelos negros
y morados, solas y en grupo.
Dos de ellas, con cabellos canos, prefieren observar
a la distancia a la joven que acompañan. Una de ellas dice “nada más porque ya
no puedo bailar”; sin embargo, se acercan al grupo para pedir un pañuelo verde,
símbolo de la despenalización del aborto.
Esta vez nadie dirige, nadie encabeza, sólo se
suman para entonar las estrofas que, desde Chile, han recorrido el mundo en la
última semana. Muestran que no requieren dirección; pues aún en el ensayo, resuenan
determinantes las estrofas de “Un violador en tu camino”.
Esta canción compuesta por el grupo chileno “Las
Tesis” que se ha convertido en himno para las mujeres que, desde numerosos
países, exigen un alto a la violencia
“Es el feminicidio
Impunidad para el asesino
Es la desaparición
Es la violación…”
Destaca una de las pancartas colocadas en el
suelo; en ella se detallan las historias de mujeres que ya no pudieron contarla
y a quienes este contingente presta su voz. El número en el sexenio de Marco Antonio
Mena Rodríguez asciende a 60, tan sólo 28 este año, y 136 muertas desde 2008.
***
Antes de iniciar, piden a los curiosos
paseantes de este domingo respeto y, sobre todo, silencio que, saben, también
es poderoso.
En punto de las 13 horas, se forman de cara a
la oficina del gobernador, las acompañan niños y niñas; algunos de ellos participan
de los cantos y otros más observan a sus madres, hermanas, abuelas y amigas exigir
un alto a la violencia.
Tres toques de tambor y comienza…
Una a una, cada víctima es mencionada, seguida
de un grito de “¡Justicia!”
A continuación, el contingente con vendas negras
sobre los ojos, danza mientras entona:
Y la culpa no era mía
Ni dónde estaba
Ni cómo vestía.
El violador eras tú.
El violador eres tú”
Son los curas
Los jueces
El Estado
El presidente
Los proxenetas
El Estado opresor
Es un macho violador.
El violador eres tú
…”
Ahora, un minuto de silencio por las víctimas
con el puño en alto y la cabeza inclinada. A éste le sigue el pronunciamiento:
“Este acto surge como resistencia ante la
incapacidad de las autoridades para resolver la problemática de violencia de
género en el país y en la entidad... Rechazamos y desconocemos cualquier institución,
grupo, acto, partido o figura política que se apropie del movimiento con un
doble discurso que atente contra el verdadero propósito de nuestra causa:
derrotar el patriarcado”, lee una de ellas.
Asegura que su objetivo es tejer redes de
solidaridad y resiliencia para todas las mujeres que buscan justicia; pues sostienen
que la movilización es la única forma de respaldar su lucha.
Se percibe la emotividad de esta manifestación
que algunas no logran ocultar y, con lágrimas en los ojos, buscan el soporte de
sus compañeras.
“Ni una más. Nunca más”
Algunas voces invitan a hombres y mujeres a
sumarse a las manifestantes. Algunos lo hacen, pero las organizadoras recalcan
que éste es un evento separatista. Reprochan a ellos los años de silencio. “No
es posible que ahora que no estamos levantando quieran tomar nuestros lugares
para levantarse ellos por nosotras”, dice la misma joven que antes leyó el
pronunciamiento.
Entre consignas, la manifestación llega su fin
y el grupo comienza a dispersarse.
“…
Duerme tranquila,
niña inocente,
sin preocuparte del proxeneta.
Ve por tus sueños,
dulce y sonriente.
El violador eres tú.”
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