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lunes, 6 de enero de 2020

Oídos sordos a los pueblos indígenas



Zurya Escamilla Díaz (Tlaxcala, Tlax., 6 de enero de 2020) Uno de los sectores históricamente más vulnerados de la sociedad en México son las comunidades originarias y, pese a las fanfarrias del actual gobierno federal,  no parece que la situación vaya a cambiar particularmente.
Este viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador inició sus giras de este año en Tlaxcala y lo hizo en una reunión con representantes de los pueblos nahua y otomí que habitan en la entidad.
Por espacio de 20 minutos, el representante de estos grupos detalló una serie de necesidades que van desde servicios públicos hasta la protección de sus prácticas de gobierno, impartición de justicia,  sus territorios y su cultura. 
Ninguna de ellas resulta especialmente descabellada; pues para quienes hemos transitado hasta comunidades como San Isidro Buensuceso sabemos que la rehabilitación de la carretera es necesaria y tampoco creo que el acceso a servicios como agua potable, drenaje y electricidad sean demandas fuera de lugar.
Por supuesto que también se precisa la preservación y difusión de lenguas, costumbres, prácticas artesanales no sólo como una forma de inclusión, de atractivo turístico, de curiosidad social o académica; sino su integración en la cotidianeidad de un país multidiverso.
Sin embargo, al término de esta exposición de necesidades previamente consensuadas por los pueblos indígenas de Tlaxcala, se hizo evidente la cerrazón tanto del gobierno federal como del estatal.
El gobernador Marco Mena enfrascado en su discurso de las finanzas sanas, la deuda cero, las obras públicas, el empleo y la economía, no hizo una sola referencia a las necesidades o demandas de los pueblos originarios de la entidad.
El abucheo que recibió no pudo ser mitigado por las porras y es que, aunque el Plan Estatal de Desarrollo 2017-2021 destaca que la brecha de desigualdad es mayor entre los grupos indígenas, su gobierno -ausente- se ha limitado a resaltar lo pintoresco de estas culturas en uno que otro festival, sin acercarse de lleno a su gente.
Tampoco lo hizo el presidente que, como siempre, estuvo presto a participar en el ritual que realizaron con incienso, flores y donde se les otorgó un bastón de mando; pero olvidó referirse a las demandas que apenas diez minutos antes les fueron leídas.
De nuevo, sus programas, becas, banco del bienestar, nuevo esquema de salud y no, no es que no sean importantes; sólo que demuestran la poca voluntad de escuchar y hacen perder esa valiosa oportunidad de acercarse al "pueblo bueno".
Otra vez, el evento de este viernes no pareció ser más que un parapeto; sin embargo, no queda más que dar el beneficio de la duda y ver cuál de todas esos clamores son efectivamente atendidos.

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