Geovanny Pérez López (6 de enero de 2019) Los juguetes en la infancia son las herramientas que nos llevan a
experimentar, explorar, aprender, socializar, crear y creer en el poder de
nuestra imaginación, además de potencializar nuestras habilidades, entre muchas
cosas más.
Basta con
recordar nuestra infancia, donde nos limitaban por ser “niños” o “niñas” o
donde disfrutábamos jugando, sin importar el color de los juguetes, los roles
en los juegos, o si tenían aquellas “etiquetas”, que cuando crecemos le ponemos
a los juegos y/o juguetes, diciendo que son para “niño” o “niña”, olvidándonos
que los juguetes son referentes en la infancia para nuestra vida adulta. Por lo
tanto, al plantear diferencias por sexo o género, lo que estamos haciendo es
construir desigualdades, enseñar que en esta sociedad hay clasificación de los
juegos y juguetes, incluso de las personas, según su sexo o género. Esto lleva
a crear estereotipos de género “etiquetas” donde los varones son poderosos
(superhéroes) y las mujeres “princesas” (linda, sumisa).
Sólo para
aclarar, no es lo mismo sexo que género, el sexo hace referencia a las
características biológicas de hombres y mujeres. Mientras que el género refiere
a los rasgos que cada sociedad asigna a las mujeres y los varones, a las niñas
y los niños. O sea, lo que se considera “propio” de las mujeres y “propio” de
los varones, y que no depende del sexo biológico sino producto de una
construcción social que se realiza a partir de la identificación de la
genitalidad de las personas. Por lo tanto, los estereotipos basados en las
relaciones de género “etiquetas” contribuyen a la construcción simbólica de
roles y atributos de las personas a partir del sexo asignado al nacer,
estableciendo una jerarquía en la cual lo masculino es valorado como superior
respecto de lo femenino, y convirtiendo la diferencia sexual en desigualdad
social.
De lo
anterior, vivir en una sociedad con “etiquetas” donde los varones y las mujeres
no ocupan el mismo lugar ni son valorados/as de la misma forma, significa que
algo se tiene que cambiar desde la infancia, y es eliminar la idea de que hay
juguetes y/o juegos para “niños” o “niñas”, ya que esta construcción
social seguirá alimentando pensamientos machistas, estructuras y sistemas que
normalizaran que las mujeres sean “princesas” y los varones “superhéroes”, es
por ello que en la vida adulta se normalizan las violencias en sus distintas
formas y modalidades.
Por eso,
empecemos sin “etiquetas”, y empecemos a poner en marcha nuestra mirada
crítica, al regalar juguetes y/o juegos. Ése es el primer paso para comenzar a
desnaturalizar y deconstruir esos estereotipos de género en la infancia, por
supuesto que no es una tarea fácil, pero quienes acompañamos en la crianza lo
podemos lograr, siendo responsables en aprender y enseñar a elegir de acuerdo a
criterios y deseos propios, dando la oportunidad de disfrutar del juego y de los
juguetes, ya que de nuestra elección y decisión depende, si contribuimos o no,
a la formación y construcción de infancias libres de estereotipos “sin
etiquetas”.
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