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domingo, 2 de junio de 2019

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Leonardo Herrera: la herencia de la palabra

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Zurya Escamilla Díaz (Tlaxcala, 3 de junio de 2019) Joven formado en la ciencia política y docente de educación secundaria, Leonardo David Herrera Romano tiene muy claro que la discusión de los temas públicos es esencial para darles solución.
Con seis años de experiencia en concursos de oratoria y debate, reconoce que su estilo como orador no es el clásico de las competencias. Más bien, su formación como docente le lleva a ocuparse más del fondo de sus disertaciones que del uso de ademanes y del juego de la voz.
A su paso por la Universidad Autónoma de Tlaxcala, fue electo como consejero universitario para representar a la hoy Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Criminología.
Además, ha fungido como consejero electoral de la Junta Distrital 01, con cabecera en Apizaco, del Instituto Nacional Electoral (INE).
Actualmente, su labor docente, una maestría en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), su papel como orador, como esposo y como padre de familia, le ocupan tiempo completo.
Su estilo serio se combina con un entusiasmo jovial por lograr un impacto entre quienes los escuchan, pues insiste que éste es el principal objetivo de quien comunica: lograr que los demás puedan ver el mundo desde su perspectiva, más allá de que comulguen o no con ella.
Leonardo Herrera es el representante de Tlaxcala en la semifinal del concurso de oratoria al que convoca El Universal, que este año tendrá lugar en la entidad como parte de la conmemoración de los 500 años del Encuentro de Dos Culturas. Y esto es lo que comparte, en entrevista, con Expediente Político.Mx

¿Cómo surge este interés de involucrarte en la oratoria y el debate?
Al debate me integré en el 2013, conocí unas convocatorias que en ese entonces publicaba el IMJUVE (Instituto Mexicano de la Juventud). Este ejercicio me llamó la atención porque había varios temas de interés público que yo conocía por mi formación académica. Entonces, dije: “hay que participar porque son temas en los que nunca te preguntan tu opinión y en este momento lo están haciendo”.
El formato de debate me gustó mucho, por lo que estuve participé en cuatro ocasiones más en el 2017, 2018 y 2015.
En oratoria no había participado de manera tan recurrente; sólo hace un año, en el mismo concurso de El Universal, y quedé en segundo lugar. Entonces este año me animé a participar porque me quedó la espinita y, esta vez, me tocó ganar.

¿Qué te motiva a concursar?
Lo que más me motiva es la oportunidad de decir algo. Esa posibilidad de que tu pensamiento sea escuchado por otras personas y que -tal vez- lo que digas sea una aportación significativa para alguien. 
Todos tenemos opiniones, de eso no me cabe la menor duda; pero creo que cada uno de nosotros piensa que su opinión es la mejor en cierto modo porque la hemos argumentado, porque hemos leído, porque hemos hecho tal o cual cosa.
Yo lo que veo es que, en ocasiones, las opiniones que se vierten no tienen un fundamento sólido. Entonces, yo creo que ésta puede ser mi aportación: voy a hablar de los temas de los que sé y de los temas que no sé, informarme en fuentes fidedignas para poder hacerlo.

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Tú eres politólogo, ¿cómo influye tu formación en el desarrollo de esta actividad?
Determinantemente. De entrada, todos los temas guardan una relación directa o indirecta con la política. Además, yo creo que el poder hablar en público es una actividad que debemos fomentar no nada más en los politólogos, sino en toda persona que aspire a atender asuntos públicos, cualquiera que desee hacerlo, debe saber de oratoria. Comunicar es algo muy importante.

A la hora de estar en la tribuna, con tus oponentes, ¿qué es lo que tratas de hacer? ¿Cuál es tu intención?
Muchos creen que se trata de demostrar que se tiene o no se tiene la razón. Yo me he dado cuenta que en mis discursos lo que hago es tratar de enseñar. Siempre les doy una carga pedagógica para que se aprenda algo o para que se pueda enseñar algo.
Si vamos a hacer uso de a palabra, debemos hacer que las personas que nos escuchan puedan llevarse algo positivo, algo nuevo, algo diferente.  Eso puede ser conocimiento, la intención de actuar de manera diferente, o ver las cosas desde otra perspectiva. En resumen, que ellos puedan aprender algo de cuando hablo. Es algo que he tengo arraigado de mi trabajo actual.

¿Qué obtienes, en lo personal, de tus oponentes, del público y de quienes te acompañan en este proceso?
En principio, debo reconocer que una de las satisfacciones es vivir esa especie de autorrealización, de saber que has conseguido comunicarte con alguien y que les has hecho entender un mensaje, le has hecho llegar una idea y que la ha adoptado. Eso es algo muy satisfactorio.
Quizá es la misma sensación de un profesor cuando los niños aprenden. Cuando logras infundir esa pasión de tus palabras, ese pensamiento en alguien más, cuando ves los rostros de aprobación que dicen “sí, coincido contigo” o esos rostros de asombro de “no lo había pensado así”.
Por otro lado, también se esconde una satisfacción personal de saber que contribuyes a algo más grande que tu simple preparación; al abonar al debate sobre un tema de interés público, tal vez al señalar los errores de nuestras autoridades, incluso los que como sociedad cometemos; es algo que, aunque beneficia a todos, deja una gran satisfacción como orador.

¿Qué pasa cuando tienes una respuesta contraria a lo expones, incluso de desaprobación? ¿Cómo lo recibes?
No siempre nos toca estar del lado que es percibido como correcto o del lado popular. Es un reto no creer que siempre vas a ser el más popular o el orador que se va a llevar los aplausos.
Lo importante es no traicionar tus ideales por querer un aplauso. Todos vamos a tener opiniones diferentes, eso me queda muy claro; pero si tú tienes una opinión y crees que es la correcta, hay que defenderla.
Cuando hay un público que no puede estar de acuerdo con mis ideas, simplemente las expongo. No con la intención de ofender o contraponer. Simplemente de dar a entender por qué yo creo que son las correctas. Si consigo, tal vez no hacer que cambien de parecer; pero sí que entiendan mi perspectiva, que se pongan en mis zapatos, yo creo que ya es ganancia.

¿Qué no puedes perder como objetivo En tu desempeño personal y como orador? ¿de qué no te puedes desprender?
De la idea de no subir sin tener, verdaderamente, algo que decir; sin tener un objetivo claro que defender o una idea que transmitir.
Yo estoy un poco en contra de la noción de la improvisación en la oratoria porque hace referencia (así lo entiendo yo) a que un orador debe saber sobre todos los temas, hablar bonito y que esta idea se pueda camuflar como válida cuando no se tengan todos los elementos.
Al contrario, creo que el orador no debe ser una persona que opine de todo; pero sí que pueda opinar de manera fluida sobre el tema que va a disertar. Si le dan un tema, que lo pueda desarrollar con tiempo; es decir que pueda atender a las fuentes y a los argumentos.
Yo creo que es eso, el nunca caer en una oratoria que solamente improvise sin tener un conocimiento claro del tema. Yo creo que hay muchos líderes así, líderes políticos especialmente, que a veces no saben de la solución a los problemas sociales; pero basta con que nos hablen bonito y con eso, votamos por ellos.
Ya nos hemos dado cuenta del grave problema que eso representa en nuestras democracias. Yo me voy con esa idea: tener algo para transmitir que esté fundamentado.

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La presentación en la tribuna dura unos minutos, pero ¿qué hay detrás de ello?
Hay una preparación enorme. En principio, todo lo que has visto en la escuela y lo que has leído a lo largo de tu vida representa un capital cultural que tú no puedes adquirir en el momento en que sale una convocatoria, dos o tres meses hasta el momento del concurso, es todo un bagaje cultural que te respalda.
Ciertamente, eso te ayuda mucho para saber qué significan ciertos temas, cómo abordarlos y es necesario que, una vez emitida la convocatoria y que conoces los temas, los estudies a profundidad.
Hay todo un proceso de preparación. Tienes que conocer la información, tienes que leer y también tienes que prepararte en las formas del orador. Poco a poco es como me he ido familiarizando con esto, pero ése es el proceso: leer mucho y practicar.

¿Cómo influye en tu vida cotidiana el desarrollo de estas actividades?
Ha sido muy absorbente. En ocasiones dejas aspectos de tu vida personal o social de lado para atender ese tipo de planteamientos; pero es el mismo sacrificio que realiza -por ejemplo- un artista, un profesionista, un estudiante que quiere alcanzar la meta de graduarse.
Es el esfuerzo de cualquier persona que quiere alcanzar el objetivo. Tienes que dejar algunos aspectos de tu vida personal para alcanzarlo.
Es una actividad que requiere mucha preparación, mucha lectura. En ocasiones tú tienes una perspectiva, pero llega alguien, te hace un comentario y empiezas a ver las cosas diferentes. Lo tienes que considerar.

Este lunes es el concurso semifinal de oratoria ¿cómo te sientes?
Me siente preparado. Como todos, con cierto nerviosismo por el tema que me pueda tocar, por la forma; pero estoy tranquilo porque es aquí en Tlaxcala. Creo que, siempre, el contar con un auditorio que te apoya por ser el anfitrión, es una ventaja enorme.
Tengo los elementos para hacer un buen papel representando a Tlaxcala. Espero que el resultado sea el mejor y que pueda representar dignamente a la entidad.

Tras el concurso, ¿qué viene para ti?
Me visualizo con una preparación más férrea para el concurso nacional.  Me visualizo ya calificado y en él como uno de los finalistas. Hay jóvenes muy talentosos, no me atrevería a decir que soy más o menos que algunos, pero haré todo lo posible porque así sea.

Finalmente, Leonardo Herrera invita a los jóvenes a sumarse a este tipo de prácticas. “Estamos ante una situación un poco amenazante para estos espacios porque hay voces que indican que los concursos de debate se encuentran en riesgo.
Yo creo que podría ser un error enorme porque es una experiencia que te marca positivamente y te hace crecer como persona. No me gustaría que se privara de esta oportunidad a jóvenes tlaxcaltecas y mexicanos.
Yo espero que cualquier instancia de gobierno pueda crear estos espacios. Me gustaría ver concursos oratoria en los municipios; que las escuelas pudieran organizar una demostración. Eso elevaría mucho la calidad del debate público en nuestra sociedad, tal vez no en el corto plazo, pero sí en un futuro”.

1 comentario:

  1. blogger_logo_round_35

    Excelente persona, un gran ser humano y sobre todo una persona que toma muy enserio su preparación. Éxito!

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