Zurya Escamilla Díaz (Tlaxcala, 3 de junio de 2019) Joven formado en la
ciencia política y docente de educación secundaria, Leonardo David Herrera
Romano tiene muy claro que la discusión de los temas públicos es esencial para
darles solución.
Con seis años de experiencia en
concursos de oratoria y debate, reconoce que su estilo como orador no es el
clásico de las competencias. Más bien, su formación como docente le lleva a
ocuparse más del fondo de sus disertaciones que del uso de ademanes y del juego
de la voz.
A su paso por la Universidad
Autónoma de Tlaxcala, fue electo como consejero universitario para representar
a la hoy Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Criminología.
Además, ha fungido como consejero
electoral de la Junta Distrital 01, con cabecera en Apizaco, del Instituto
Nacional Electoral (INE).
Actualmente, su labor docente, una
maestría en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), su papel como orador, como
esposo y como padre de familia, le ocupan tiempo completo.
Su estilo serio se combina con un
entusiasmo jovial por lograr un impacto entre quienes los escuchan, pues
insiste que éste es el principal objetivo de quien comunica: lograr que los
demás puedan ver el mundo desde su perspectiva, más allá de que comulguen o no
con ella.
Leonardo Herrera es el
representante de Tlaxcala en la semifinal del concurso de oratoria al que
convoca El Universal, que este año tendrá lugar en la entidad como parte de la
conmemoración de los 500 años del Encuentro de Dos Culturas. Y esto es lo que comparte, en
entrevista, con Expediente Político.Mx
¿Cómo surge este interés de involucrarte en la oratoria y el debate?
Al debate me integré en el 2013,
conocí unas convocatorias que en ese entonces publicaba el IMJUVE (Instituto Mexicano
de la Juventud). Este ejercicio me llamó la atención porque había varios temas
de interés público que yo conocía por mi formación académica. Entonces, dije: “hay
que participar porque son temas en los que nunca te preguntan tu opinión y en
este momento lo están haciendo”.
El formato de debate me gustó
mucho, por lo que estuve participé en cuatro ocasiones más en el 2017, 2018 y
2015.
En oratoria no había participado de
manera tan recurrente; sólo hace un año, en el mismo concurso de El Universal,
y quedé en segundo lugar. Entonces este año me animé a participar porque me
quedó la espinita y, esta vez, me tocó ganar.
¿Qué te motiva a concursar?
Lo que más me motiva es la
oportunidad de decir algo. Esa posibilidad de que tu pensamiento sea escuchado
por otras personas y que -tal vez- lo que digas sea una aportación significativa
para alguien.
Todos tenemos opiniones, de eso
no me cabe la menor duda; pero creo que cada uno de nosotros piensa que su opinión
es la mejor en cierto modo porque la hemos argumentado, porque hemos leído,
porque hemos hecho tal o cual cosa.
Yo lo que veo es que, en
ocasiones, las opiniones que se vierten no tienen un fundamento sólido.
Entonces, yo creo que ésta puede ser mi aportación: voy a hablar de los temas
de los que sé y de los temas que no sé, informarme en fuentes fidedignas para
poder hacerlo.
Tú eres politólogo, ¿cómo influye tu formación en el desarrollo de esta
actividad?
Determinantemente. De entrada,
todos los temas guardan una relación directa o indirecta con la política. Además,
yo creo que el poder hablar en público es una actividad que debemos fomentar no
nada más en los politólogos, sino en toda persona que aspire a atender asuntos
públicos, cualquiera que desee hacerlo, debe saber de oratoria. Comunicar es
algo muy importante.
A la hora de estar en la tribuna, con tus oponentes, ¿qué es lo que
tratas de hacer? ¿Cuál es tu intención?
Muchos creen que se trata de demostrar
que se tiene o no se tiene la razón. Yo me he dado cuenta que en mis discursos
lo que hago es tratar de enseñar. Siempre les doy una carga pedagógica para que
se aprenda algo o para que se pueda enseñar algo.
Si vamos a hacer uso de a
palabra, debemos hacer que las personas que nos escuchan puedan llevarse algo
positivo, algo nuevo, algo diferente. Eso
puede ser conocimiento, la intención de actuar de manera diferente, o ver las cosas
desde otra perspectiva. En resumen, que ellos puedan aprender algo de cuando
hablo. Es algo que he tengo arraigado de mi trabajo actual.
¿Qué obtienes, en lo personal, de tus oponentes, del público y de
quienes te acompañan en este proceso?
En principio, debo reconocer que
una de las satisfacciones es vivir esa especie de autorrealización, de saber
que has conseguido comunicarte con alguien y que les has hecho entender un
mensaje, le has hecho llegar una idea y que la ha adoptado. Eso es algo muy
satisfactorio.
Quizá es la misma sensación de un
profesor cuando los niños aprenden. Cuando logras infundir esa pasión de tus
palabras, ese pensamiento en alguien más, cuando ves los rostros de aprobación que
dicen “sí, coincido contigo” o esos rostros de asombro de “no lo había pensado
así”.
Por otro lado, también se esconde
una satisfacción personal de saber que contribuyes a algo más grande que tu simple
preparación; al abonar al debate sobre un tema de interés público, tal vez al
señalar los errores de nuestras autoridades, incluso los que como sociedad
cometemos; es algo que, aunque beneficia a todos, deja una gran satisfacción
como orador.
¿Qué pasa cuando tienes una respuesta contraria a lo expones, incluso
de desaprobación? ¿Cómo lo recibes?
No siempre nos toca estar del
lado que es percibido como correcto o del lado popular. Es un reto no creer que
siempre vas a ser el más popular o el orador que se va a llevar los aplausos.
Lo importante es no traicionar
tus ideales por querer un aplauso. Todos vamos a tener opiniones diferentes,
eso me queda muy claro; pero si tú tienes una opinión y crees que es la
correcta, hay que defenderla.
Cuando hay un público que no
puede estar de acuerdo con mis ideas, simplemente las expongo. No con la
intención de ofender o contraponer. Simplemente de dar a entender por qué yo
creo que son las correctas. Si consigo, tal vez no hacer que cambien de parecer;
pero sí que entiendan mi perspectiva, que se pongan en mis zapatos, yo creo que
ya es ganancia.
¿Qué no puedes perder como objetivo En tu desempeño personal y como
orador? ¿de qué no te puedes desprender?
De la idea de no subir sin tener,
verdaderamente, algo que decir; sin tener un objetivo claro que defender o una
idea que transmitir.
Yo estoy un poco en contra de la
noción de la improvisación en la oratoria porque hace referencia (así lo
entiendo yo) a que un orador debe saber sobre todos los temas, hablar bonito y
que esta idea se pueda camuflar como válida cuando no se tengan todos los elementos.
Al contrario, creo que el orador
no debe ser una persona que opine de todo; pero sí que pueda opinar de manera
fluida sobre el tema que va a disertar. Si le dan un tema, que lo pueda
desarrollar con tiempo; es decir que pueda atender a las fuentes y a los argumentos.
Yo creo que es eso, el nunca caer
en una oratoria que solamente improvise sin tener un conocimiento claro del
tema. Yo creo que hay muchos líderes así, líderes políticos especialmente, que
a veces no saben de la solución a los problemas sociales; pero basta con que
nos hablen bonito y con eso, votamos por ellos.
Ya nos hemos dado cuenta del
grave problema que eso representa en nuestras democracias. Yo me voy con esa idea:
tener algo para transmitir que esté fundamentado.
La presentación en la tribuna dura unos minutos, pero ¿qué hay detrás
de ello?
Hay una preparación enorme. En
principio, todo lo que has visto en la escuela y lo que has leído a lo largo de
tu vida representa un capital cultural que tú no puedes adquirir en el momento
en que sale una convocatoria, dos o tres meses hasta el momento del concurso,
es todo un bagaje cultural que te respalda.
Ciertamente, eso te ayuda mucho
para saber qué significan ciertos temas, cómo abordarlos y es necesario que,
una vez emitida la convocatoria y que conoces los temas, los estudies a
profundidad.
Hay todo un proceso de preparación.
Tienes que conocer la información, tienes que leer y también tienes que
prepararte en las formas del orador. Poco a poco es como me he ido
familiarizando con esto, pero ése es el proceso: leer mucho y practicar.
¿Cómo influye en tu vida cotidiana el desarrollo de estas actividades?
Ha sido muy absorbente. En
ocasiones dejas aspectos de tu vida personal o social de lado para atender ese
tipo de planteamientos; pero es el mismo sacrificio que realiza -por ejemplo-
un artista, un profesionista, un estudiante que quiere alcanzar la meta de graduarse.
Es el esfuerzo de cualquier
persona que quiere alcanzar el objetivo. Tienes que dejar algunos aspectos de
tu vida personal para alcanzarlo.
Es una actividad que requiere
mucha preparación, mucha lectura. En ocasiones tú tienes una perspectiva, pero
llega alguien, te hace un comentario y empiezas a ver las cosas diferentes. Lo
tienes que considerar.
Este lunes es el concurso semifinal de oratoria ¿cómo te sientes?
Me siente preparado. Como todos,
con cierto nerviosismo por el tema que me pueda tocar, por la forma; pero estoy
tranquilo porque es aquí en Tlaxcala. Creo que, siempre, el contar con un
auditorio que te apoya por ser el anfitrión, es una ventaja
enorme.
Tengo los elementos para hacer un
buen papel representando a Tlaxcala. Espero que el resultado sea el mejor y que
pueda representar dignamente a la entidad.
Tras el concurso, ¿qué viene para ti?
Me visualizo con una preparación
más férrea para el concurso nacional. Me
visualizo ya calificado y en él como uno de los finalistas. Hay jóvenes muy
talentosos, no me atrevería a decir que soy más o menos que algunos, pero haré
todo lo posible porque así sea.
Finalmente, Leonardo Herrera invita
a los jóvenes a sumarse a este tipo de prácticas. “Estamos ante una situación un poco amenazante para estos espacios porque
hay voces que indican que los concursos de debate se encuentran en riesgo.
Yo creo que podría ser un error enorme porque es una experiencia que te
marca positivamente y te hace crecer como persona. No me gustaría que se
privara de esta oportunidad a jóvenes tlaxcaltecas y mexicanos.
Yo espero que cualquier instancia de gobierno pueda crear estos
espacios. Me gustaría ver concursos oratoria en los municipios; que las
escuelas pudieran organizar una demostración. Eso elevaría mucho la calidad del
debate público en nuestra sociedad, tal vez no en el corto plazo, pero sí en un
futuro”.
Excelente persona, un gran ser humano y sobre todo una persona que toma muy enserio su preparación. Éxito!
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