DE LA INTERSECCIONALIDAD

Karen Sharon Martínez Velázquez (Tlaxcala, 30 de abril de 2019) Es de notarse cuando explota un movimiento social, que los argumentos de aquellos que se dicen detractores provienen de una élite que representa una realidad distinta a la que somos. Aquellos que sin conocer ni comprender las realidades sociales que encontramos en nuestro entorno, opinan, demandan, cuestionan, cosas que no conocen.

Pero lo peor no es eso, lo peor es que las personas que se consideran de una clase media o media alta adoptan estos argumentos como si de la realidad misma se tratara, es más como si ellas y ellos fueran parte de esa misma realidad.

Me permito entonces traer a colación un concepto que creo que cada quien tiene la obligación de conocer para poder leer mejor nuestra realidad social. Que, si bien no es la panacea, retomarlo nos ayudará a hacer visible lo absurdo de los argumentos que adoptamos de espacios ajenos a los nuestros.

¿Qué es la interseccionalidad? Es un enfoque que subraya que el género, la etnia, la clase, u orientación sexual, como otras categorías sociales, lejos de ser “naturales” o “biológicas” son construidas y están interrelacionadas.

¿Desde dónde se construyen estas realidades? ¿para que sirven? En muchos casos es a partir de la administración política de un país.

La segmentación de las etnias, por ejemplo, que se les nombra, se les separa, se les etiqueta como raza, han servido no solo para su exclusión y despojo de tierras sino también como moda o incluso como atracción turística (racismo absurdo cuando se comparten lazos históricos, de contexto, de sangre etc)

¿Qué me dicen del género? Nos divide y organiza en roles sociales donde históricamente la mujer ha tenido desventaja. Aún hoy los salarios por las mismas tareas en algunos espacios son desiguales y no hemos logrado trascender la desigualdad.

Y la clase, llama la atención como se ha dejado de ver, porque existe cierto espejismo de progreso. Y esto tiene que ver con como comprendemos al progreso, esta asociación de que a mayor consumo existe una evidencia de un mayor progreso nos atraviesa y no solo eso; ha definido también el modelo de éxito, de cultura, de bienestar.

Y entonces se cree que entre mayor numero de tiendas como fabricas de Francia, Liverpool, etc., estamos progresando; ¿será real?

Nos hicieron burla porque gracias a Fabricas de Francia en Apizaco, Tlaxcala por fin tendría sus primeras escaleras eléctricas, el progreso había llegado. Pero ¿Qué tiene que hacer una trabajadora o un trabajador promedio para comprar algo ahí? ¿Cuántas tarjetas de crédito se habrán tramitado en esas tiendas? ¿Cuántas deudas generadas?

Y NO, no culpo a la tienda en sí, bueno, no tanto como a nuestro nivel de conciencia. Porque el endeudamiento proviene de no ver la interseccionalidad que somos, la diferencia que somos, de no reconocernos, de aspirar a un modelo que no es compatible a nuestra realidad social y no porque diga que comprar determinado producto en esa tienda te hace inconsciente, sino el ver esto como único objetivo de vida, y que por la adquisición de “x” producto se pertenece a otra clase.

Otro momento de la ceguera de la interseccionalidad les decía, es en los movimientos sociales. El domingo pasado, se llevó a cabo el Primer Festival Feminista para niñas en Tlaxcala, y si bien no es como tal un movimiento; sí representa la toma del espacio público (fue en el parque de Santa Ana) para visibilizar las desigualdades y los comentarios a favor fueron muchos, pero las resistencias también.

Es peculiar observar que las resistencias por parte de mujeres vienen justamente de mujeres que se consideran de clase media, clase media alta, que no cuestionan la asimetría porque plantean que hay trabajo, oportunidades, educación, etcétera, sólo hace falta buscarlo.

Hay imágenes que dicen: feminismo no es: y tienen a una feminista en una marcha, e inmediatamente otra que dice, feminismo es: y la imagen de una adolescente que logró entrar a la NASA, seguro lo has visto.

¿Qué sucede ahí? Que se ha sacado a la mujer de contexto, se le ve como el resultado, pero no se dice qué ingreso tiene o en qué escuela estudio. Porque queridos lectores y lectoras no es hacer menos su gran logro. Es notar la diferencia.

¿Por qué no hay muchas como ella? ¿por qué sólo son contadas las mujeres que destacan de esa manera? ¿no será porque existe un sistema político, económico, cultural, social, etcétera, que limita la participación de mujeres a menos que, por supuesto, (en un mundo de lógica capitalista) puedas pagar por ello?

Dejo la pregunta en el aire. Nos leemos la próxima semana.