Zurya Escamilla Díaz (Tlaxcala, 8 de octubre de 2021) ¡No pasarás! Ésa parece ser la encomienda de las y los encargados de comunicación social en la mayoría de los ayuntamientos porque más que ser un enlace con los medios de comunicación para informar, parecen haber erigido un muro en torno a la actividad gubernamental. Acción muy lejana a la cada vez más imperante necesidad de transparencia y rendición de cuentas.
Los pretextos y las formas son muchos.
Ya hace unos días compartía en mis redes sociales que hablé a comunicación social en Tlaxco para pedir una entrevista sobre las afectaciones de las lluvias al campo y la primera respuesta del encargado fue “no estamos dando convenio, si ustedes gustan cubrir es por su cuenta”. Después de tomar aire y tratar de recobrar la paciencia, expliqué que no me acercaba con una intención económica; sino que la información formaría parte de un reportaje (que por cierto pueden checar en la revista 48). Tras la insistencia en que no daban había “convenio” y la mía en que no lo buscaba, finalmente fue posible entrevistar al director de protección civil.
Pero no ha sido un caso aislado. Hace cerca de un mes pedí entrevistas en Chiautempan y Tlaxcala para hablar sobre seguridad pública; hace pocos días, los proyectos de leyes de ingresos que avalaron el ayuntamiento capitalino y en Calpulalpan. En todos los casos, me aplicaron la del Son de la Negra, me dijeron que sí, pero no cuándo.
Justo ayer, un colega me contó que en Tlaltelulco no dejaron pasar a un evento a otro colega. El argumento: solamente podrían hacerlo aquellos cuyo medio tuviera un acuerdo económico. Mis respetos para quienes se solidarizaron con él y decidieron tampoco entrar al evento. Son faltas que no deben pasarse por alto.
Esto sin contar los abusos en administraciones pasadas, donde hasta les pedían pasar lista a cierta hora “porque el presidente los quiere aquí”. Sí, como si las y los reporteros fueran empleados de los ayuntamientos y mucho más cómodo porque ni siquiera tienen compromisos patronales.
El autoritarismo suele ser una tentación para quien ejerce el poder, lo triste es que haya quien acepte porque más allá de la decisión individual, tiene implicaciones colectivas que a la larga ponen en riesgo la integridad misma de quienes nos dedicamos a esto. Acceder es una forma de dar más poder al poder en nuestro propio detrimento.
La labor del periodista es complicada, casi siempre dependemos de la información que a su vez generan las instituciones y organismos; ya sea por declaraciones, comunicados o boletines, solicitudes de acceso a la información pública, información en las páginas web, informes, diagnósticos, por mencionar algunos.
Nuestro trabajo, escuché en alguna ocasión, es traducir el mundo para la gente; acercar esa información que no todo el mundo tiene el tiempo, las ganas, los instrumentos; en fin, la capacidad de procesar.
Es innegable que las malas prácticas de muchos medios de comunicación y personas que laboran en ellos han abonado a esa decadencia y falta de estima de la labor periodística tanto por parte de las autoridades como de la sociedad en su conjunto. Con las experiencias que ya compartí, pareciera que transitamos del que busquen publicidad gratuita a condicionar el acceso a la información a un arreglo económico.
Lo he dicho en diferentes momentos y lo sostengo: el modelo de negocios que comúnmente se utiliza en los medios no conviene a nadie. No le conviene a quien contrata porque la gente no es tonta y no se traga así nada más lo que pretenden hacerle creer. No le conviene a los medios y mucho menos a los periodistas porque tienen que ofrecer y sacrificar mucho por poco. Por supuesto, a quien menos le conviene es a las audiencias que están cada vez más expuestas a publicidad oficial y menos a información de calidad.
¿Qué hacer? ¿Cómo solucionarlo? Supongo que la respuesta no puede ser homogénea. Particularmente, creo necesario trabajar en la corresponsabilidad del público; solo así, podremos trabajar en el periodismo que realmente todas y todos nos merecemos. De igual forma, dejar claro cuál es nuestro trabajo y que sí, ofrecemos espacios de publicidad que también son muy valiosos y merecen ser pagados, pero no es nuestra tarea cuidar los intereses de nadie.
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