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lunes, 9 de noviembre de 2020

Tianguis del trueque: el diálogo como moneda de cambio

 


? Zurya Escamilla Díaz (noviembre, 2020)

Las calles de Tlaxcala capital resguardan una práctica milenaria que no sólo permite el intercambio de bienes y la satisfacción de necesidades; sino que fomenta la cultura, la comunidad y el diálogo como medio para lograrlo.

    Desde hace seis años, el Colectivo Tianguis del Trueque Tlaxcala ha rescatado esta forma de intercambio de diferentes productos como elemento detonador de un consumo responsable.

    “Inicia en el 2014 como contraparte al Buen Fin que era el Buen Trueque. Hicimos un evento en Atlihuetzía y vimos que había una respuesta positiva y quisimos volver a hacerlo”, comenta Jessica Vázquez Reyna, una de las organizadoras.

    Con la buena recepción entre la gente, cuenta ya con más de 40 eventos vinculados con él como talleres de huertos de traspatio, elaboración de artesanías, preparación de algunos alimentos típicos o producción de artículos de higiene personal.

    Todo ello, con el propósito de que cada vez se sumen más productores a este tianguis del trueque que tiene lugar el último domingo de cada mes en un pequeño parque rodeado por algunas casas del centro de la ciudad.

    “Hemos tenido de 10 hasta más de 100 asistentes. Durante la contingencia, la gente le apostó más a otro tipo de economías en las que no dependiéramos del dinero para adquirir insumos básicos como alimentos. Por eso hemos tenido mejor respuesta”, agrega Jessica.

    Así ocurre con la señora Martha, quien lleva cada mes los excedentes de sus huertos de traspatio, con lo que garantiza que todo es producido sin químicos.  “Muchos dicen ‘es que yo no tengo un terreno’, pero no es necesario, con la disponibilidad y la paciencia podemos sembrar en una maceta o en una caja, como es para autoconsumo y también hay excedentes, se puede uno adaptar muy bien”, recalca.

    Durante el confinamiento, esta unidad productiva ha aminorado la preocupación de su familia por el acceso a alimentos y algunos consumibles, no sólo por lo que produce, sino por lo que puede intercambiar.

    Pero no sólo se trata de alimentos, como ocurre con Isela, quien vio detenida la venta de sus decenarios por la cancelación de fiestas durante la contingencia; pero que en la edición de septiembre logró cambiarlos por té cedrón, algunas plantas medicinales, elotes, chilacayotes y flor de calabaza.

    “Ahorita no hay espacios para venta. Por ejemplo, nosotros hacíamos decenarios y en las fiestas los vendíamos como artículos de recuerdo y ahorita no hay oportunidad de venderlos. Es dinero parado, y cambiarlos por cosas de comida es una gran ventaja. Yo creí que no iba a tener mucho éxito, pero la verdad me voy contenta”, nos cuenta en ésta que ha sido su primera participación.

    En este espacio, puedes encontrar desde hortalizas, vegetales, quesos y fruta, hasta artesanías, utensilios de cocina, libros, ropa y zapatos que la gente lleva para intercambiar por algo que necesite.

    Por tres años, doña Andrea ha participado en este proyecto. No obstante, en el contexto de pandemia ha reafirmado su importancia. “Escuché una frase que dice que si cultivas tus propios alimentos es como si tú imprimieras tu dinero, y lo pude comprobar en pandemia, porque el dinero no sirvió para muchas cosas porque se agotaron en los centros comerciales”, indica.

    Sin duda, una de las cosas más valiosas de este ejercicio es el generar comunidad. Casi todas las personas que participan en él han llegado por invitación de otras personas que se han sumado y que les han hecho notar lo valioso de su experiencia.

    Así lo comenta Esmeralda, quien ya ha intercambiado algunas de sus lechugas por vasos y otros alimentos. A cada persona con quien platica le regala un pie de lechuga, acelga, apio o lo que lleve en esa ocasión.

    “La experiencia es bonita porque conoce uno a las personas, se hacen otro tipo de relaciones. Genera uno otro tipo de plantas que no tenemos o que no hay posibilidad de comprar. Como no le ponemos precio hay cosas muy hermosas y por algo simple la otra persona dice con mucho gusto te la doy de corazón y tú dame una lechuga. Normalmente, con una lechuga no compro esa planta”, explica.

    Llevar a cabo cada edición implica una cuidadosa organización a la que suman de manera voluntaria los participantes, explica Jessica Vázquez. “Básicamente el trabajo que hacemos es registrar a las personas, promover, difundir, hacer publicidad, buscar medios para llegar a más gente. Nos organizamos con actividades voluntarias y que sea rotativo para que no caiga toda la responsabilidad en una persona”.

    Entre las primeras que se sumaron a este colectivo están doña Leandra y su hija Clara, quienes elaboran la conocida “agua de barranca”, típica de Zacatelco; así como moles, tlatlapas y atoles. “También elaboramos pipián y adobo. Estos son totalmente tostados, no es nada frito, están libres de conservadores y eso hace que el producto sea sano para nuestra alimentación. También hacemos maíz o trigo con cacao para atole, manejamos toda esta variedad en época de pandemia para fortalecer todo nuestro sistema inmune a base de productos naturales que nos da el campo”, señala Clara.


    Ellas se encargan de producir maíz y haba, elementos necesarios para la preparación del cacao. Todos sus productos los intercambian en diferentes eventos y también sus saberes respecto a la elaboración de alimentos tradicionales de la región.

    “Me gusta porque vengo a cambiar mis verduritas, lo que no tengo en la casa, lo vengo a cambiar y hay cosas buenas, frescas”, explica Doña Leandra.

    También ocurre con doña María Torres y su esposo, quienes fueron invitados por su hija. En esta ocasión, llevan peras y algunas flores de calabaza. “Unos intercambiamos una cosa, otros otra y así nos ayudamos”.

    Uno de los retos de este tianguis es generar conciencia sobre lo que implica el trueque, refiere Jessica; ya que la mayoría de las personas buscamos un beneficio económico.

    “Sí es difícil que la gente comprenda que puedes adquirir algo sin la intervención del dinero, sólo con el diálogo entre las personas que llegan a un mutuo acuerdo… Esa relación se pierde cuando vamos a otro tipo de mercados, aquí dialogan las personas y ése es el medio de cambio”, explica.


    La forma de valuar los productos es libre y diversa, la única restricción es el uso de moneda. Algunos productores más experimentados usan el valor de sus bienes en el mercado para obtener una equivalencia y realizar el cambio conforme a ello.

    Sin embargo, en la negociación también entran otros elementos como el tiempo dedicado a elaborarlo, el esfuerzo e incluso si tiene algún valor moral (en el caso de artículos usados). Si no hay un acuerdo, el intercambio no se realiza.

    “Nosotros creemos que podemos llegar a un diálogo basado en los valores que tenemos. Yo necesito ser responsable y honesto en la calidad de mi producto para que la otra persona pueda ver el valor de las cosas que traigo”, abunda la joven organizadora.

    Para Clara y su mamá el principal indicador es la necesidad de algún bien, sobre todo cuando se trata de alimentos saludables. Este tipo de espacios “son importantes porque nos damos cuenta de que no sólo habiendo algo monetario se puede sobrevivir, sino a través de un intercambio o un acuerdo para llegar a un fin común”, coincide.

    El grupo de personas que participa en este evento es diverso y creciente; por ello se ha hecho necesario mejorar la organización para asignar los espacios dentro del parque. Más aún, ahora requieren extender los eventos a otros municipios y ahora tienen programadas ediciones en Zacatelco, Apizaco, Nativitas, otros espacios de Tlaxcala y Tequexquitla.

    Para Jessica Vázquez, este tipo de iniciativas tiene impacto en la forma de consumir “porque lo hacemos de manera irracional, compramos cosas que en realidad no necesitamos, que no se producen localmente, que son elaboradas de forma dañina para el medio ambiente y para nuestra salud. Sí necesitamos ser más conscientes sobre qué vamos a consumir y de qué forma lo estamos haciendo”, concluye.

    Participar en el Tianguis del Trueque no requiere que seas productor, ellos te invitan a vivir la experiencia, a mirar entre las cosas que puedes intercambiar y a intentar el diálogo como moneda de cambio; así como sumarte a sus diversos talleres. No dejes de seguirlos en redes sociales donde los encuentras como Colectivo Tianguis del Trueque Tlaxcala.

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