Por: Zurya
Escamilla Díaz
Hacia la década de los 80, México tuvo conocimiento de los primeros
casos de Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el Síndrome de
Inmunodeficiencia adquirida (Sida); infección que aqueja a cerca del uno por
ciento de la población en el país.
Los prejuicios, la falta de comunicación y la desinformación han
llevado a mantener las cifras de las diferentes instituciones de salud e
instancias encargadas del registro de personas infectadas.
Son poco menos de 40 años desde que el Estado Mexicano empezara a tomar
medidas para prevenir la transmisión. No obstante, los estigmas impiden que las
políticas públicas tengan total efectividad en su combate.
Estadísticas del
Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH-Sida (Censida) indican que
las personas seropositivas se han triplicado entre hombres y mujeres con edades
que van de los 20 a los 39 años.
Recientemente, algunos medios de comunicación, han hecho énfasis en que
la llamada generación Millenial -cuyas edades van de los 16 a los 36 años-
tienen un menor compromiso al sostener relaciones sexuales protegidas.
De hecho, el Censida da cuenta de que el 98.9 por ciento de las
personas que contraen el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) lo contraen
por contacto sexual, cifra superior al 97.5 por ciento que resultó en 2018.
Esto es que, a nivel nacional, se registraron mil 97 casos de contagio
por esta vía, a lo que se suman 10 casos de usuarios de drogas intravenosas
(UDI), y dos más por vía perinatal; es decir, bebés que lo contraen de sus
madres portadoras, durante el embarazo, parto o lactancia.
Hasta el mes de
marzo de este año, Tlaxcala registraba mil 875 casos de personas con Síndrome
de Inmunodeficiencia Humana (SIDA), nueve de ellos se registraron en 2019, 59
en 2018, 87 en 2017 y 124 en 2016; de acuerdo al Censida.
El Instituto
Mexicano del seguro Social (IMSS) refiere que la incidencia de esta enfermedad
-a nivel nacional- se ha logrado mantener gracias al bombardeo constante de
información. No obstante, aún es un tema tabú entre las familias y en la
sociedad.
El estigma y la desinformación juegan un papel crucial en este tema,
pues si las personas infectadas deciden no comentarlo con su familia y con el
personal médico que les atiende; no sólo ponen en riesgo su vida, sino que
impiden prevenir el contagio.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos, en su informe “La CNDH, el
VIH y el Sida en números”, dio a conocer que, hasta 2017, se reportaron cuatro
quejas por violaciones a derechos humanos de personas portadoras de VIH/Sida en
la entidad y mil 388 casos a nivel nacional.
La principal causa, el que no les sean surtidos los medicamentos de
manera oportuna; dado que “México
ofrece medicamentos a toda persona que lo necesite, sean nacionales o
extranjeros, incluso en tránsito”
(CNDH.2018:12)
Por su parte, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación
(Conapred) destaca que los prejuicios en torno a estos pacientes continúan. En
muchos casos, provenientes desde los mismos proveedores de salud, dado que un
cuarto de ellos afirma que la homosexualidad es la causa del VIH y dos de cada
tres consideraron que la prueba debería ser obligatoria para hombres que tienen
relaciones sexuales con otros hombres.
Muestra de ello, es la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis)
2017; en la que se muestra que el 36 por ciento de las personas mayores de 18
años en México no rentarían un cuarto a una persona infectada por VIH/Sida;
mientras que el 35 por ciento considera que convivir ellos siempre es un
riesgo.
En IMSS Tlaxcala atienden 320 casos identificados, cerca del 90 por
ciento de ellos se han detectado a través de la Prueba Elisa que esta
institución aplica gratuitamente -incluso en centros de trabajo- y el restante
ha evolucionado a Sida.
En este sentido, Arquímedes Díaz Parra, médico auxiliar de salud
pública en la Delegación Tlaxcala del IMSS, explica que la infección
asintomática por VIH no presenta malestares específicos, o bien puede
presentarse con cuadros específicos de fiebre, tos o diarrea. Ellas y ellos,
reciben una atención integral y tienen una mayor posibilidad de mantener una
adecuada calidad de vida, siempre que sigan el tratamiento adecuado.
“Si continúan con sus
cuidados y citas médicas, pueden tener una adecuada respuesta inmunológica. Se
observa que, si persiste a largo plazo, tienden a una enfermedad crónica y el
riesgo de una infección agregada u oportunista es baja”, indica.
En tanto que los pacientes portadores de Sida, tienen cuadros bien
definidos de neumonía, infecciones respiratorias constantes, diarrea que puede
durar días o semanas, pérdida de más del 10 por ciento de su peso, infecciones
linfoematógenas, sarcoma de Kaposi, linfomas y otras enfermedades que detonan
su asistencia al médico.
El Doctor Arquímedes
Díaz señala que pocos son los casos que llegan a atenderse en estados
avanzados, pero entre el 20 y 30 por ciento de ellos muere resultado de alguna
infección oportunista. Muy pocos llegan a revertir un estado grave y tener una
adecuada calidad de vida.
Tras la prueba de
VIH o prueba Elisa, se realizan estudios confirmatorios. Todo ello, de manera
confidencial y con total autonomía por parte del paciente. A continuación, son
cabalizados a la clínica especializada en el Hospital General número 1 “La Loma
Xicohténcatl”.
Una vez ahí, se les
realiza una entrevista para identificar factores de riesgo y tras una prueba de
carga viral, se inicia con un tratamiento antirretroviral que se encuentra
normado por al sector salud a nivel federal.
En el caso de las
mujeres embarazadas, se mantienen bajo vigilancia; se les recomienda un parto
por cesárea y evitar la lactancia, a fin de minimizar la posibilidad de
transmitir el VIH a su bebé.
Ya sean portadores
de VIH o pacientes con Sida, las personas en esta condición deben “ser
conscientes de que es transmisible a través de los tres mecanismos que ya
mencionamos y que el más común es el de transmisión sexual. Por lo tanto, debe
tener cuidados propios, para no reinfectarse o no agregarse una infección. Para
no contagiar a alguien más, se le recomienda el uso de preservativo de manera
rutinaria para sus relaciones sexuales”, explica el Doctor Díaz Parra.
Además, deben
informar al servicio de salud que les atiende para que tengan los cuidados
necesarios; así como mantener un estilo de vida saludable con una alimentación
adecuada, actividad física regular y dar seguimiento a sus citas médicas y
tratamientos. Es importante también, un adecuado manejo del estrés porque pueda
provocar una descompensación.
IMSS Tlaxcala
emprende campañas de prevención en escuelas que ya comienzan desde el quinto
año de primaria -anteriormente se ubicaban sobre todo en el nivel medio, medio
superior y superior-, con el objetivo no sólo de concientizar sobre esta
enfermedad, sino de otras infecciones de transmisión sexual.
También acuden a
centros de trabajo, debido a que una parte importante de los trabajadores son
personas jóvenes con una vida sexual activa y actividades que podrían
contribuir al contagio: consumo de drogas, alcohol, parejas sexuales múltiples
sin protección, entre otros.
El médico adscrito
a la Delegación Tlaxcala del Seguro Social resalta que es necesario que los
pacientes conozcan sus derechos humanos para garantizar un trato igual y evitar
que su enfermedad sea impedimento para obtener un trabajo o un espacio en
alguna institución educativa.
“Aún seguimos siendo una sociedad que estigmatiza a los pacientes con VIH.”
-Dr. Díaz Parra.
Al respecto, es de
destacar que las resoluciones 3/2012 y 7/15 establecen que no debe ser un ser
un requisito de los empleadores el solicitar a la prueba de VIH para acceder a
un puesto laboral; en tanto que la resolución 1/05 también establece que no es
causa de despido justificado. Sin embargo, la práctica permanece y es difícil
detectarla porque las empresas argumentan falta de aptitud para el trabajo y
quien lo busca se intimida al saberse portador.
El Conapred cuenta
301 casos por presuntos actos de discriminación entre 2012 y 2018, 65 por
ciento de ellos son quejas contra particulares y el restante contra
instituciones públicas.
¿El principal
motivo de la queja? Discriminación en el trabajo (41 por ciento), en el sector
salud (31 por ciento). Además, el 64 por ciento fueron iniciadas por violación
al derecho a un trato digno.
En su experiencia
al atender a pacientes con VIH/Sida, Arquímedes Díaz Parra sabe que, aunque no
lo hagan saber a sus compañeros de trabajo o empleadores, y aun cuando no
presentan síntomas, deciden aislarse porque se sienten señalados.
Esto repercute en
su calidad de vida y en su posibilidad de reestablecerse; ya que no siguen el
tratamiento y llegan a una etapa avanzada de la enfermedad. Además, el estigma
contribuye a que muchos desconozcan que son portadores de VIH.
“Es una enfermedad que requiere mucha educación que debe ser inicial,
desde casa. Debe haber confianza de los padres a los hijos y viceversa para que
puedan prevenir. A pesar de que lleva más de 30 años de conocerse, hay mucho
tabú al respecto y mucho estigma alrededor de los pacientes infectados”, concluye el Doctor Arquímedes Díaz Parra.
A
pesar de los esfuerzos, queda claro que aún son muchos los desafíos de las
instituciones públicas de salud para erradicar los prejuicios y lograr que la
desinformación deje de ser un factor de riesgo para esta enfermedad que, según
los datos, parece cobrar fuerza nuevamente entre los jóvenes de México.
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