Mujeres en campaña: los pasos hacia su visibilización

 

? Gabriela Vargas G.

@Biarritz3

 

“…Si la mujer tiene el derecho de subir al cadalso; debe tener también igualmente el de subir a la Tribuna”. Así quedó plasmado el pensamiento de la feminista francesa Olympe de Gouges, al redactar la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana en 1791, hace más de dos siglos. Pionera en la promoción de los derechos políticos de las mujeres, evidenció desde entonces la necesidad de éstas de ser reconocidas en el espacio de lo público y de hacerse escuchar.

El reclamo sigue vigente. A pesar de las múltiples reformas impulsadas desde el siglo pasado para promover los derechos político-electorales de las mujeres, aún tenemos enormes retos. Por eso nos debe congratular que el pasado 28 de octubre, el Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó los Lineamientos para que los Partidos Políticos prevengan, atiendan, sancionen, reparen y erradiquen la violencia política contra las mujeres en razón de género. 

Llama la atención que dichos Lineamientos recuperan una de las que ha sido una exigencia permanente para empoderar a las mujeres que contienden a cargos de elección popular: tener mayor financiamiento y presencia en los medios de comunicación para sus campañas electorales.

Esta exigencia no es gratuita. En anteriores procesos electorales locales y federales, y a pesar del Principio de Paridad establecido constitucionalmente desde 2014, los partidos políticos, en general, no incrementaron con mucho los promocionales de sus candidatas, en relación con los de sus candidatos varones.

A modo de ejemplo, para las campañas del Proceso Electoral Federal 2015-2016, el INE presentó en su informe Distribución de los tiempos del Estado en radio y televisión para las candidaturas de mujeres y hombres Procesos Electorales Locales 2016, que los medios de comunicación mostraron al doble de candidatos que candidatas durante las campañas electorales. En total, 67 por ciento de los anuncios no mostraba a algún candidato o candidata en particular, 20 por ciento mostraba a un candidato hombre, 9 por ciento a candidatas y 4 por ciento a candidatos y candidatas.

Tres años después, para el Proceso Electoral Federal 2017-2018, se actualizaron los Lineamientos Generales en la materia promoviendo que en la cobertura de las campañas se debía transversalizar la perspectiva de igualdad y no discriminación en la cobertura de las campañas; es decir, lograr una presencia igualitaria, en la mayor medida posible, no sexista en su lenguaje e incluyente en los medios de comunicación.

A pesar de ello, en el proceso electoral federal 2017-2018, en el que por primera vez el principio de la paridad de género fue escrupulosamente observado por las autoridades electorales, no se tradujo en una cobertura mediática igualitaria.

De las piezas de monitoreo registradas por el INE 12 mil176 fueron para mujeres; 124 mil 067 para hombres y 19 mil 014 piezas no incluyeron especificación de género. En radio se registraron ocho mil 623 menciones para mujeres; 93 mil 100 fueron para hombres y 15 mil 168 no incluyeron especificación de género. En tiempo en ese mismo medio se registraron 305 horas, 46 minutos, 47 segundos para mujeres; tres mil 363 horas, 42 minutos, 20 segundos fueron para hombres y 442 horas, 57 minutos, 5 segundos no incluyeron especificación de género.

En televisión se registraron 3 mil 553 menciones para mujeres; tres mil 967 fueron para hombres y tres mil 846 no incluyeron especificación de género. En tiempo se registraron 85 horas, 40 minutos, 20 segundos para mujeres; 820 horas, 2 minutos, 50 segundos fueron para hombres.

Sin duda este análisis cuantitativo realizado en su momento por la UNAM y el INE arrojó evidencias significativas respecto del tratamiento y cobertura diferenciada a mujeres y hombres en los medios, en demérito de las primeras. De ahí la relevancia de los Lineamientos aprobados recientemente, en cumplimiento a la publicación del Decreto del pasado 13 de abril por el que reformaron diversos ordenamientos legales en materia de violencia política contra las mujeres en razón de género.

Se propuso asimismo incluir en dichos lineamientos que se destine cuando menos el 40 por ciento del dinero público en campañas de mujeres, en candidaturas que sean equiparables, y que de la misma manera que se pauten anuncios con candidatos a los congresos o a los ayuntamientos, se pauten los de las mujeres, para garantizar financiamiento y presencia en radio y televisión también a sus candidaturas. La propuesta aplicaría tanto para las pautas federales como locales, de manera que todas tengan garantizado un 40 por ciento de presencia en medios.

Mención importante merece la inclusión en los Lineamientos también, de la iniciativa “3 de 3 contra la violencia”, promovida en su momento por Yndira Sandoval y Las Constituyentes en 2018, por la que los partidos se obligarán a que todo aspirante a alguna candidatura firme de buena fe, y bajo protesta de decir verdad, no encontrarse bajo uno de los siguientes tres supuestos:

-No haber sido condenado o sancionado mediante resolución firme por violencia familiar y/o doméstica, en el ámbito privado o público.

-No haber sido condenado o sancionado mediante resolución firme por delitos sexuales contra la libertad sexual o la intimidad corporal.

-No haber sido condenado o sancionado mediante resolución firme como deudor alimentario o moroso que atente contra las obligaciones alimentarias.

Sin duda estos lineamientos constituyen una base fundamental para que los partidos políticos promuevan normas estatutarias que prevengan, atiendan, sancionen, reparen y erradiquen la violencia política contra las mujeres en razón de género.

Confiamos en que darán muestra de compromiso y altura política y no lo impugnarán. El camino para alcanzar la igualdad sustantiva ha sido lento y complejo, pero sin duda empieza a dar resultados importantes.

Este Proceso Electoral Federal, y las elecciones concurrentes por las que se competirán más de 21 mil cargos de elección, pondrán a prueba a todos los actores políticos, pero también pondrán a prueba a la misma sociedad mexicana, en cuanto a reconocer que las mujeres pueden ser dignas representantes, y acompañarles para minimizar los riesgos de sufrir violencia política, en el ya difícil proceso de contender por los espacios políticos en nuestro país.