Descarga aquí la revista
Por Zurya Escamilla (Junio 2020) Caminas por la calle y un par de ojos negros te encuentran desde la acera con curiosidad, te aproximas y ese cuerpo peludo se pone en pie para acercarse a ti, te olfatea. Detienes tu andar un por cautela, dejas que te reconozca, sonríes mientras lo miras dar vuelta a tu alrededor con sus ojos puestos en ti y con una cola que no para de menearse. Palmeas su cabeza y continúas tu camino, él avanza un par de pasos contigo, pero se detiene. Miras atrás, para ver cómo ese alegre ser con suerte incierta te observa alejarte con su cola siempre en movimiento.
Por Zurya Escamilla (Junio 2020) Caminas por la calle y un par de ojos negros te encuentran desde la acera con curiosidad, te aproximas y ese cuerpo peludo se pone en pie para acercarse a ti, te olfatea. Detienes tu andar un por cautela, dejas que te reconozca, sonríes mientras lo miras dar vuelta a tu alrededor con sus ojos puestos en ti y con una cola que no para de menearse. Palmeas su cabeza y continúas tu camino, él avanza un par de pasos contigo, pero se detiene. Miras atrás, para ver cómo ese alegre ser con suerte incierta te observa alejarte con su cola siempre en movimiento.
Hace siglos que los perros y los
gatos se han convertido en nuestros compañeros, forman parte de nuestro día a
día. Sin embargo, parece que los humanos hemos quedado a deber esa amistad que
forjan con nosotros; lo que les pone y nos pone en peligro.
Con la contingencia por Covid-19,
la creencia de que son portadores del virus se sumó a las razones por las
cuales se dejan en orfandad a cientos de perros y gatos en Tlaxcala: agresividad,
enfermedad, discapacidad, porque generan problemas con otras personas o
simplemente porque no se pensó lo suficiente antes de tenerlos.
El doctor Francisco Javier
Becerra, responsable del programa estatal de rabia refiere que si bien el
número de capturas en las calles ha disminuido en 50 por ciento en el primer
trimestre de este año; la cantidad de perros
entregados
voluntariamente a las autoridades sanitarias incrementó en 20 por ciento en el
mismo periodo, respecto a 2019.
“La gente está entregando a sus
perros y gatos por temor a que puedan contraer la enfermedad y contagiarlos. Es
totalmente falso, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el gobierno de
México a través del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad
Agroalimentaria (SENASICA) no ha emitido un documento que lo compruebe; al
contrario, ha emitido documentos donde desmiente esa información”, explica.
“Un coronavirus canino es muy
distinto al que afecta a la humanidad y no hay forma de que se transmita al
humano”, abunda Luis López Vargas, representante legal de Peluditos de la
Calle, A.C. No obstante, esta desinformación asusta a la gente y sumado al
desempleo, muchos animales han ido a parar a las calles, refugios, asociaciones
o con rescatistas independientes; ninguno de los cuales tiene la
infraestructura o los recursos suficientes para recibirlos a todos.
El abandono de mascotas, sin
embargo, no es un tema nuevo. Los rescatistas independientes de SOS Patitas a
Bordo indican que apenas han notado una variación respecto al año pasado, pues
todos los días reciben muchas llamadas para solicitar su ayuda y rescatan a
algunos perros -principalmente- que viven en situación de calle.
Saben que hay temporadas donde
las adopciones disminuyen; por ejemplo, entre los meses de mayo y agosto que
coinciden con el inicio y fin del ciclo escolar. “Cada quien se hace cargo de poner el dinero
para el cuidado. Con los perritos no me comprometo, los gatitos se adoptan más
rápido”, dice su represente. En cinco años de experiencia, de las 200 adopciones
concretadas, 140 han sido de gatos.
Tanto en Peluditos de la Calle
como en SOS Patitas a Bordo procuran a los animales que llegan con ellos, les
brindan atención médica: desparasitación, vacunas, esterilización; observan su
comportamiento e incluso les enseñan algunas cuestiones básicas para su
convivencia con las personas. Siempre, dentro de su capacidad de atención.
Una vez que los saben listos para
tener una familia, difunden sus fotos en redes sociales para su adopción y
siguen un estricto protocolo para saber si tendrán adoptantes aptos que les
brindarán un hogar responsable durante todo su tiempo de vida.
A propósito, la activista Rossana
López Barranco explica que el tema de las adopciones es complicado porque
muchos buscan perros de raza y ellos son los primeros en ser adoptados;
mientras que es difícil encontrar un hogar para los criollos o perros
estigmatizados como el pitbull.
También ocurre con los perros que
tienen algún padecimiento. “Tengo un perrito que llegó sano, pero al rescatar a
una perra y sus cuatro cachorros que tenían moquillo, se contagió. Otra perrita
murió, pero Prince se salvó, aunque quedó epiléptico. Tenemos tres años
luchando con su enfermedad”, comenta la representante de SOS.
Es difícil colocar a perros como
Sofi que son agresivos o a otros que han perdido sus extremidades en
accidentes, porque nacieron así o producto de una enfermedad. “Este mes
adoptaron una perrita con discapacidad, no tiene una patita. Yo la rescaté,
tenía fractura expuesta de una semana y no se lo pudimos salvar. Una chica
llegó a buscarla, pensó encontrar un perrito débil, pero cuando la vieron
corriendo sin su bracito y que es cariñosa, se enamoraron más de ella… Son
pocas las familias que adoptan a un perro especial, pero cuando lo hacen vale
la pena y te impulsan. Si yo te contara, me han tocado adopciones fallidas y
muy malos sabores de boca”.
Para el Dr. Francisco Becerra, es
muy importante considerar que son una responsabilidad de 10 a 15 años según su
calidad de vida, que requieren alimento, atención médica y un lugar apropiado
para que no deambulen por la calle, se hagan daño o pongan en peligro a otros
animales o personas.
Por ello, en las organizaciones
ponen estrictos protocolos para garantizar una adopción exitosa; es decir, que
no los devuelvan y lleven una buena calidad de vida. En el caso de las dos que
nos concedieron una entrevista, hacen una verificación al domicilio para
constatar que tenga un espacio adecuado para la mascota, conviven con quienes
aspiran a ser dueños para saber si pueden y están dispuestos a asumir los
gastos.
Una vez que cumplen, el animalito
es entregado en el domicilio para una última verificación, donde los nuevos
dueños firman un formato de adopción y una carta compromiso donde se detallan
las responsabilidades que tendrán con el nuevo integrante de la familia.
“Sobre todo queremos garantizar
el bienestar del animal a largo plazo. Eso es lo más importante porque puedes
ser buen adoptante, pero si en un año te casas y ya no lo vas a querer, no
tiene caso. Hay que ver que la pareja no desplace al animalito posteriormente”,
comentan en SOS Patitas a Bordo.
“Me tocó una shar pei que di en
adopción, le lloré porque estaba muy demacrada cuando la rescaté. Se veía que
nada más la ocuparon para reproducción y la echaron a la calle. La
esterilizamos. Cuando la di en adopción me prometieron cuidarla, estuvo dos
años con ellos y me la regresaron flaca, enferma y de milagro la regresaron,
incluso decían que no era de ellos... Cuando eso pasa, hay que volver a
sacarlos adelante y ocupan el lugar de otro que podríamos haber ayudado”.
En este tipo de casos, es difícil
emprender acciones legales; pues a pesar de la reciente reforma a la ley y a
que ya pasaron mucho más de 180 días para su reglamentación en los
ayuntamientos, esto no ha ocurrido y tampoco hay instituciones donde se pueda
denunciar maltrato o la compra-venta irregular.
Tanto ellos como Peluditos de la
Calle mantienen a los animales que no logran un hogar hasta que una enfermedad
o la vejez se los llevan. Los cachorros suelen permanecer poco tiempo, pues se
adaptan fácilmente; pero en los adultos hay que observar si son sociables con
otras personas, con otros animales y sobre todo con niños.
Pero no todos llegan a las
asociaciones, muchos son arrojados a la calle o entregados a las autoridades
sanitarias. “Nos regimos con Normas Oficiales Mexicanas -explica el Dr.
Becerra-. La NOM 042 indica que debemos informar que la mascota queda en
orfandad cuando la entregan, nadie se ocupa de ellos, y entrará en eutanasia.
La NOM 033 señala que es a través de una sobredosis de anestesia. Aun sabiendo
eso, los entregan”, lamenta.
Con las reformas aprobadas en
2019 a la Ley de Protección y Bienestar Animal, los rondines para captura han
disminuido, refiere el doctor Pablo Mauricio Cruz Sánchez, director de Zoonosis
Tlaxcala. Ahora, las tres unidades vehiculares destinadas a este fin sólo
acuden ante una denuncia o el llamado de alguno de los 45 municipios que no
cuentan con unidades de control animal.
Una vez ahí, permanecen entre 48
y 72 horas, como lo establecen los lineamientos; de lo contrario es peligroso,
“como son animales que se rigen por una jerarquía, es importante para nosotros
evitar peleas”, agrega el Dr. Becerra.
Si alguien tiene sospecha que su mascota
podría estar ahí, primero se le informa dónde ocurrió la captura y si se
presume que puede estar ahí; lo separan de una jaula general a una individual
donde permanece en observación.
Para su devolución, se solicita a
los dueños un comprobante de tenencia, cuyos datos deben coincidir con la
cartilla de vacunación. Éste lo otorgan en los ayuntamientos y puede ser
firmado por el secretario o los titulares de ecología, salud, protección civil
o servicios públicos.
Aun así, son entre 300 y 350
animales (90 por ciento de ellos perros) los que van a eutanasia a la semana
porque sus dueños los entregan o porque hubo una denuncia por agresión. Lo
cual, cuesta cerca de 250 mil pesos al año a esta institución sólo para la
compra de anestesia.
“La ley busca evitar que se
sacrifique a los animales. De nuestra parte, estaría super bien porque es
dinero tirado a la basura, se gastan más de 9 millones de pesos en todas las
actividades”, señala. Por eso hacen lo posible por devolverlos a los dueños,
trabajar campañas de concientización, vacunar y esterilizar como lo marca la
ley. De hecho, en 2019 lograron 26 mil esterilizaciones, una cifra récord para
la entidad; con cada una estiman evitar que 10 perros terminen en situación de
calle.
Estas acciones contribuyen a
evitar la propagación de enfermedades, principalmente la rabia; razón por la
que mantienen en observación a los perros que llegan a morder a la gente y si
los llegan a matar derivado del ataque, piden que se entregue el cuerpo para
realizar un diagnóstico y descartar esta enfermedad.
Con todo ello, su trabajo tiende
a ser rechazado por la sociedad, lamenta el doctor Javier Becerra. Incluso,
llega a haber agresiones contra el personal médico y personal de captura, cuya
“labor es esencial para evitar las agresiones. Los dos principales grupos
agredidos son niños y adultos mayores, por esto son linchados en redes sociales
e incluso dicen que deben aparecer muertos. Desafortunadamente en otros estados
ha habido muerte de médicos”.
A pesar de ello, mantienen su
actividad y aunque ha disminuido durante la contingencia, aún reciben a
mascotas para vacuna; pues será en unas semanas más cuando retomen su actividad
con normalidad.
El doctor Jesús Díaz, quien funge
como enlace con municipios, asociaciones y rescatistas independientes, destaca
que el trabajo conjunto les ha permitido tener un mayor impacto. No obstante,
han reforzado los trabajos de concientización con niños desde preescolar hasta
adultos, a fin de promover dueños socialmente responsables.
Estas cirugías, dice, las pueden
realizar a partir de los dos meses de edad, con un ayuno previo de 12 horas; lo
hacen con un método poco invasivo y con una cuota de recuperación de 100 pesos,
cuando de manera particular puede costar entre 600 y dos mil 500 pesos.
Para ellos, lo principal es
promover una tenencia responsable y lograr que el recurso destinado para el
control de la rabia y animales en situación de calle pueda ser utilizado para
lograr un verdadero bienestar animal que vaya a la par de la salud pública.
Más allá de una vida sacrificada,
de la exposición a enfermedades, accidentes y a una precaria calidad de vida
para los perros y gatos que son arrojados en la calle; también llegan a padecer
afectaciones a su personalidad, comenta la representante de SOS, “se vuelven
temerosos, se ponen tristes; los gatos olvidan, pero les cuesta integrarse; los
perros de la calle temen a la gente, pero se vuelven agradecidos cuando se les
rescata”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario