Recuperar la confianza

Zurya Escamilla Díaz (Tlaxcala, Tlax., 6 de diciembre de 2019) Muchas circunstancias en la sociedad actual hacen difícil tener confianza, ya no sólo en las autoridades o en la gente que nos topamos en la calle, sino en nuestra misma familia. 

Hace unos días, se dio la noticia en medios nacionales sobre la presunta desaparición de una mujer en Ciudad de México y más tarde sobre su localización; caso, por cierto, similar al acontecido en Tlaxcala hace algunos meses.

En esta ocasión no quiero detenerme a reflexionar sobre la respuesta de la familia, de las autoridades o de la sociedad; sobre si la decisión de la joven fue o no la correcta o si lo fue el tratamiento de la procuraduría capitalina o de los medios de comunicación.

En esta ocasión, quiero hablar sobre la confianza en las relaciones familiares: con padres y madres de familia, los hermanos y hermanas, la pareja.

Dada la complicada situación que se vive para todos, pero principalmente para las mujeres, es necesario volver a estrechar esos lazos.

¡Cuán poca confianza debe tener una persona para preferir alarmar o preocupar a la familia en lugar de una llamada de atención! 

Sé que a muchos de nosotros nos aterraba, en su momento, que nuestros padres supieran que nos habíamos ido de juerga y cuando uno es joven, esto pareciera el apocalipsis.

Pero aún la más fiera reprimenda no se compara ya no sólo con la preocupación de una familia, sino con los riesgos que puede implicar para quien oculta.

Ante tanta desconfianza, hace falta una mejor comunicación con las personas que nos importan; hacerles saber que su integridad es lo más relevante.

Ojalá siempre se activen los protocolos y no sé dé por sentado que si alguien no llega a casa es porque seguro está bien y se pierdan los valiosos minutos después de perder contacto. Necesitamos más empatía, más comunicación y comprensión; para empezar, desde nuestros hogares.