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miércoles, 7 de agosto de 2019

En lo que va de 2019, el Albergue de la Sagrada Familia atendió a 22 personas con lesiones y enfermedades que ponen en riesgo su vida


Zurya Escamilla Díaz (Tlaxcala, Tlax., 7 de agosto de 2019) El camino de las personas en tránsito desde países de Centroamérica y desde entidades del sur/sur-este de México está plagado de peligros, violencia y abusos; a lo que se suman las complicaciones de salud y los accidentes que les llegan a costar extremidades y la vida.
En entrevista, Sergio Luna Cuatlapantzi, director del Albergue de la Sagrada Familia, ubicado en Apizaco, comentó que hasta las puertas de esta organización llegan personas de todas las edades que han sido víctimas del delito o que han sufrido algún percance en su trayecto.
En este lugar brindan hospedaje, atención médica, psicológica y jurídica;  servicios de higiene y alimentación para todas las personas que se acercan.
En lo que va del año, la Casa del Migrante ha recibido a 22 personas cuya vida está en peligro, ya sea por una enfermedad o porque se han lesionado al caer del tren en algún momento de su viaje.
"Hace tiempo, llegó un hombre que se lesionó el brazo al caer del tren. Aquí, llegan y tocan la puerta, nosotros abrimos y ya te podrás imaginar la escena. A él le tuvieron que amputar su brazo", explicó el director del albergue.
En alianza con el Hospital Regional de Apizaco y con algunas instituciones médicas particulares, es que pueden canalizar a estas personas para su atención. No obstante, es esta organización y las donaciones que recibe, la que asume casi siempre el gasto de los materiales médicos y de curación.
A través de Cruz Roja Internacional, canaliza a las personas que requieren amputación; quienes son trasladadas a Irapuato, Guanajuato, para su restablecimiento y para trabajar sobre una prótesis.
"Hace poco tuvimos el caso de una persona que estaba en etapa terminal de cáncer, un hondureño. Ya traía todo el diagnóstico, cuando llegó al albergue nos mostró toda la documentación. Le habían pronosticado tres meses de vida, pero ya llevaba cinco. Ya tenía más de 20 días que no había tomado ningún medicamento paliativo para el dolor. Estaba terriblemente adolorido. Lo llevamos a un hospital privado que le puso un parche para mitigar el sufrimiento por un máximo de 15 días. No había nada que hacer."
Posteriormente, se presentó su hijo, quien por temor a ser deportado no había hablado sobre su relación. A él, le sugirieron regresara a Honduras con su padre para que pasara tranquilo los últimos días. Sin embargo, el enfermo se negó "no quiero morirme en Honduras -les expresó- quiero morirme en México; allá me voy a morir como perro y no quiero eso, quiero morirme aquí, es mi último deseo."
La meta, entonces era llegar a Guadalajara, Jalisco; por lo que ambos hombres retomaron su camino en esa dirección, a la espera de arribar antes de que el efecto del parche pasara.
En tanto que los accidentes son frecuentemente provocados por los postes que la empresa Ferrosur ha colocado a lo largo de las vías, así fue el caso de un chiapaneco que en 2017 requirió ser amputado de una pierna porque, al tratar de subir al tren, se golpeó contra un de ellos.

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