Aprendizajes y expectativas

 

Zurya Escamilla Díaz (Tlaxcala, 31 de diciembre de 2020) Hace un año esperábamos expectantes la llegada del 2020, aunque tal vez no tanto como hoy esperamos las 00:01 de este 1 de enero de 2021.

Nadie imaginaba que la frase "siempre se aprende algo nuevo" vendría como una vorágine para cambiar drásticamente nuestra cotidianeidad, nuestros hábitos y nuestras relaciones para tratar de conservar algunas de las cosas más valiosas que tenemos: nuestra vida, nuestra salud, a nuestra familia,

Se va este 2020, duro en muchas formas; para algunos ha significado perder a alguien cercano, ver afectada su salud, estar distantes para cuidar a quienes han caído enfermos y proteger a sus familias. Algunos otros han perdido su empleo o han tenido que dejar la escuela ante las dificultades que supone haber quedado al margen de la tecnología.

La mayoría hemos tenido que voltear a ver dentro de nuestros hogares, de nuestras familias y de nosotros mismos. La introspección siempre es un largo y tortuoso camino del que no todas y todos podemos salir bien librados.

A pesar de todo lo que pasó, hoy nos encontramos a las puertas de este 2021, con nuestros ritos listos para recibir el año nuevo y me atrevo a pensar que esta noche aquella vastedad de deseos que solemos pensar a la expectativa de un nuevo comienzo, quedará prácticamente sepultada por dos: salud y bienestar para todo el mundo.

Desde hace unas semanas, el anuncio de las vacunas para combatir la enfermedad han dado un aliento a la humanidad y, claro, no es que eso solucione el problema de un día para otro; pero la esperanza es la que nos ha mantenido firmes a lo largo de nuestra historia, la que nos mueve al cambio.

Quien escribe desea que esa esperanza se mantenga encendida en ustedes, que vaya aparejada de los aprendizajes que este 2020 trajo para nosotros y de esa conciencia que no sólo será útil durante la contingencia, sino que hace falta en todos los espacios de nuestra vida diaria.

La COVID-19 ha evidenciado una infinidad de desigualdades y problemas en nuestra sociedad que no desaparecerán con la vacuna; pero también ha puesto a la vista que aquellas acciones y decisiones que tomamos individualmente tienen un impacto en lo colectivo.

Por eso, junto a los deseos de salud, paz y prosperidad, deseo que en este 2021 no perdamos la conciencia ganada, que volteemos a ver a nuestro alrededor, que hagamos lo necesario para cuidarnos y para mejorar -aunque sea un poco- nuestra vida y la de los demás.

Gracias a quienes nos han acompañado este año, a quienes comparten y leen tanto las notas como los contenidos de la revista; gracias por sus comentarios y retroalimentaciones que nos ayudan a hacer un mejor trabajo.

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¡Feliz 2021!