¿Movimientos sin cambios?

Zurya Escamilla Díaz (Tlaxcala, Tlax., 9 de septiembre de 2019) Marco Mena descubrió su juego de cara a la contienda de 2021.

Con el anuncio de Noé Rodríguez Roldán sobre buscar la dirigencia del PRI y los cambios en el gabinete estatal, el mandatario ha mostrado las piezas con las que pretende jugar y se adelanta a las otras fuerzas políticas en el estado que ahora parecen adormiladas.

PRD mantiene constantes llamados al Ejecutivo estatal para atender los problemas de inseguridad, pero al encontrarse inmerso en un proceso de renovación que ya le ha costado algunas piezas y sin un rumbo claro, estos exhortos quedan al aire.

El PAN prácticamente desaparecido en Tlaxcala, mientras en lo nacional se ha limitado a contestar los movimientos del grupo en el poder, sin una propuesta definida y sin acciones contundentes para cumplir como oposición. Ojalá el cambio en la mesa directiva directiva de la Cámara de Diputados les permita recuperar el aliento.

Morena, fiel a su estructura anquilosada, está a la espera de una señal por parte de su líder que no parece muy preocupado, una vez que logró su cometido. En tanto, las ansias carcomen a algunos en el partido y dan muestra que la lucha por las candidaturas podría convertirse en una muestra de canibalismo. Tendrán que tomar sabias decisiones si no pretenden desmantelar lo que durante 18 años les costó construir.

¿Los demás partidos? Seguramente estarán a la espera de que los demás develen su jugada para comenzar a moverse y buscar oportunidad de alianza.

Se adelanta el partido en el poder de Tlaxcala porque 2021 ya no parece tan lejano y ante los resultados de estudios de opinión que muestran un panorama nada alentador para el priismo en Tlaxcala y menos aún para el gobierno en turno; es preciso trabajar candidaturas, lo deseable sería que en ese proceso también se logre atender los pendientes del gobierno.

Si bien ya no falta mucho para arrancar la contienda, aún queda mucho por hacer en la administración pública; particularmente para recuperar la confianza y la credibilidad de una clase política que se ha desgastado hasta colocarse en los últimos lugares de popularidad y desempeño.

Marco Mena aseguró en su mensaje del jueves que los cambios a su gabinete obedecen a una estrategia para continuar con el crecimiento de la entidad; esperemos que así sea porque aunque las cifras de empleo, combate a la pobreza y crecimiento económico le han favorecido, no han abonado a contrarrestar esa imagen de gobierno ausente.

De nuevo, el tema de la seguridad pública es un tema que no ha dejado de ser un pendiente y que no deja de preocupar a quienes todos los días se enteran de la cantidad y violencia de los delitos. Éste podría ser el talón de Aquiles que -como a muchos otros gobiernos- le impida al PRI mantener el poder.

Los conflictos con trabajadores de la educación podrían verse acabados con el reciente cambio en Sepe-Uset como un borrón y cuenta nueva; pero las heridas quedan abiertas y si la actitud del nuevo secretario es la misma de cuando encabezó Segob, los problemas podrían volver.

Además, al tricolor le falta definir su nuevo rostro y en la asamblea pendiente por realizarse tiene el reto de sacudirse la acusación de simular al lado de Morena; pues hasta el momento no pareciera haberse recuperado de la contienda electoral de 2018 y su bajo perfil no abona a pensar diferente.

Quedan dos años para el cambio de gobierno en Tlaxcala y poco menos para la elección, ojalá que estos movimientos en el gabinete no se circunscriban únicamente al tema electoral y den resultados para la sociedad tlaxcalteca a la que aún le resta un buen rato para lidiar con estas decisiones.