Candil de la calle, oscuridad de su casa

Zurya Escamilla Díaz (Tlaxcala, Tlax., 13 de mayo de 2019) Ni tardos, ni perezosos, los legisladores locales aprobaron ayer la minuta enviada por el Congreso de la Unión para modificar la reforma educativa que impulsó la administración de Enrique Peña Nieto.
Una amplia mayoría de los diputados que integran la LXIII Legislatura (20 a favor y dos en contra) respaldó esta propuesta, una de las principales promesas de Andrés Manuel López Obrador durante la campaña.
En principio, se escucha prometedora una educación inclusiva, con perspectiva de género, pluricultural, plurilingüe; obligatoria desde el preescolar y hasta la educación superior.
Ojalá no ocurra como varios de los proyectos impulsados por la 4T que de inicio parecen prometedores, pero al avanzar en su implementación se han vuelto tan complejos y costosos que a muchos nos hacen cuestionar las decisiones.
Como bien tuvieron a señalar durante la sesión de ayer, uno de los problemas de la reforma anterior fue su aplicación y, claro, es que casi siempre los cambios se impulsan desde el escritorio, la oficina y el pleno, sin tener en consideración las necesidades reales de maestros, alumnos, directivos y padres de familia.
Todo ellos tendrán que adaptarse -una vez más- al cambio y sumarse a la gran responsabilidad del gobierno en todos sus niveles para mejorar la educación y formar mexicanos con la capacidad de atender los problemas del futuro.
Sobre esto, ojalá se retome la formación en ciencias sociales y humanidades que en este mundo tan mecanizado tanta falta nos hace para contrarrestar las amenazas constantes: deterioro del medio ambiente, violencia en todas sus formas, migración, por mencionar algunos.
Por otra parte, lamento que no exista la misma disposición de los legisladores para atender las necesidades, demandas y problemáticas locales.
En la presentación de su informe anual de actividades, el Centro Fray Julián Garcés observó que la mayoría morenista en el Congreso del Estado no ha servido ni para equilibrar los poderes ni para atender las problemáticas de la sociedad.

Entre muchas personas afines al partido en el poder federal y en el legislativo local es dado querer justificar o desviar la atención de las decisiones que se han tomado. Sin embargo, en este caso es imposible obviar lo que los mismos diputados han calificado como "ocurrencias" en el desahogo de las sesiones ordinarias.

Estamos a cerca de dos semanas para que culmine el periodo ordinario de sesiones y la misma presidenta de la Mesa Directiva reconoce que hay un importante rezago tanto en el cumplimiento de la agenda legislativa como en la aprobación de un montón de iniciativas -la mayoría sin real trascendencia- que se han presentado en estos meses.
Tienen poco tiempo para concluir y urge que se pongan las pilas para dar salida a los temas pendientes como lo hicieron con la minuta de la reforma educativa.